martes, 24 de noviembre de 2009

Sánchez Ferlosio - Premio Nacional de las Letras

Rafael Sánchez Ferlosio, el escritor que con 'El Jarama' se coló en los manuales de Literatura como máximo exponente del realismo social español de posguerra, ha ganado hoy el Premio Nacional de las Letras Españolas, que concede el Ministerio de Cultura en reconocimiento al conjunto de la obra de un autor español.


Dotado con 40.000 euros, éste es el segundo galardón literario más prestigioso de España, despues de el Cervantes, que el autor de 'Alfanhuí' obtuvo en 2004 .


"Me ha sorprendido este nuevo premio. La verdad es que me dan demasiados", le decía a Efe Sánchez Ferlosio, entre sincero y divertido. Ni siquiera le había llamado aún la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, para darle la noticia, y Sánchez Ferlosio, a punto de cumplir 82 años, no comprendía muy bien qué hacían los periodistas intentando que hablara sobre su obra literaria, cuando a él no se le dan bien las entrevistas telefónicas.


"No sé contestar por teléfono. Estoy muy viejo y me apaño muy mal", aseguraba a Efe el novelista y ensayista. "La verdad es que yo he vivido más de premios que de otra cosa", reconocía con su habitual franqueza el autor de 'El Jarama'.


Centrado en el ensayo desde hace años, el escritor acaba de publicar estos días 'Guapo y sus isótopos', una obra que, de momento, se ha negado a presentar en público porque "es de minorías".


Hace mucho que no siente tentaciones de volver a la novela, debido a "la pereza horrible" que le da este género. Tampoco lee las obras de los novelistas actuales porque lo que le gusta releer son "los viejos libros" suyos.


El escritor aseguró hoy que todavía sigue escribiendo "cositas", "cada vez menos" y "más despacio", "pero aquí estamos", indicó el autor de 'El Jarama', quien hace unos meses publicó en la editorial Destino, 'Guapo y sus isótopos'. Preguntado por sus próximos proyectos literarios, Sánchez Ferlosio aseguró que nunca piensa en el futuro. "Yo me muero cualquier día, yo soy muy viejo ya", indicó este autor, para quien su trayectoria literaria no ha sido "una carrera" porque "siempre me ha gustado escribir", alegó.


jueves, 19 de noviembre de 2009

Entrevista a Javier Marías

“Siento una especie de desdén hacia lo que ya he logrado”

FUENTE: El País
WINSTON MANRIQUE SABOGAL - Madrid - 19/11/2009

Javier Marías tiene un cuadro que cobra vida en el salón de su casa madrileña. Es un pueblo decimonónico envuelto en las sombras de la noche a orillas de un río, pero que dependiendo de la luz y de dónde se mire desvela detalles de su mundo. Debajo de este Keller-Reutlingen, el escritor y académico, con gafas redondas y sentado en el borde del sofá con los codos apoyados en las rodillas, da pistas sobre la nueva novela que ha empezado, “la más pesimista de todas”, narrada y protagonizada por una mujer, y se explaya acerca de Tu rostro mañana (Alfaguara), traducida a 16 idiomas, que se edita por vez primera en un solo volumen.

Un proyecto literario que empezó a publicar en 2002 y que a medida que escribía fue creciendo hasta convertirse en tres partes, en 2007, y es considerado por muchos como su obra cumbre. Esta nueva edición de 1.328 páginas coincide con la salida del tercer tomo en otras lenguas, como inglés, holandés o francés. Las críticas siguen la línea elogiosa de los dos anteriores. Entre ellas se cuenta la del escritor Anthony Beevor para The Sunday Telegraph.

Con voz pausada, Marías (Madrid, 1951) habla de su obra y de sus proyectos. Una especie de monólogo que bien podría dividirse en las siete palabras que conforman los subtítulos con que fueron publicadas las tres partes de Tu rostro mañana.


» Fiebre. “Es bueno leer el libro como en gran medida es, una sola novela. Siempre dije que no era una trilogía, sino una misma obra en tres partes. Si he dicho que no es del todo una sola novela es porque el comienzo de cada tomo me supuso un esfuerzo equiparable al de empezar una nueva novela. Ha habido ahora alguna pequeña enmienda, alguna errata que se había despistado, y uno o dos errores que había cometido. El libro es el mismo para los lectores a los que les gustan las novelas largas, a mí no”.


» Lanza. “Cuando escribía Tu rostro mañana tenía la sensación de estar haciendo algo difícil, que me costaba esfuerzo… sin saber que iban a resultar tres volúmenes, y pensaba: ‘Esperemos que lo logre terminar’. Ahora, al cabo de dos años de haberla concluido, no puedo evitar la sensación de que no ha sido suficiente… Me suele ocurrir que el mero hecho de haber terminado un libro lo disminuye a mis ojos, le quita valor, porque me digo: ‘Si lo he logrado no debía de ser tan difícil, ni tanta la complicación como me parecía, por lo cual tampoco tendrá tanto mérito’. Envidio a otros escritores que están satisfechísimos”.


» Baile. “Uno siempre agradece los elogios, estimulan. Pero no se pueden tomar en serio. A veces no puedo por menos que verlos como una exageración. Siento una especie de desdén hacia lo que ya he logrado. Tiene que ver, aunque no exactamente, con la frase de Groucho Marx: ‘No pertenecería a un club que estuviera dispuesto a admitirme como miembro’. Uno tiene que aceptar lo que digan los demás sobre lo que publica, y no protestar, aunque en casa pueda decir lo que quiera”.


» Sueño. “Nunca busco temas literarios o que queden bien. Siempre escribo sobre las cosas que me preocupan. Todo el mundo se ha interesado por la naturaleza del secreto, el engaño, la persuasión, el azar, la mentira o la sospecha, que es muy desasosegante. Quién no ha sufrido una traición o la ha cometido con pequeñas cosas o defraudado o decepcionado. Y la traición está ahí. Pero hay que ir de buena fe. En mayor o menor grado las relaciones humanas están expuestas a la decepción y también a la ratificación de lo bueno. Hay cosas que nunca son transparentes, ésas son las zonas que me interesa explorar, y quizá también las que dan una dimensión dramática. Soy de los que cree, como Faulkner, que los escritores seguimos escribiendo sobre lo mismo desde Homero”.


» Veneno. “Veo el mundo muy decadente. Basta con mirar alrededor. Berlusconi, Sarkozy, los Kirchner, Chávez o la corrupción en España. Gente mediocre y desfachatada. Tengo la sensación de un envilecimiento general de las poblaciones. Ojalá no tenga nada que ver con lo que se produjo en los años treinta. Ahora hay una especie de pragmatismo, de falta de escándalo; una tendencia a darle importancia a lo que no lo tiene y a no dársela a lo que quizá sí”.


» Sombra. “He empezado una nueva novela y me siento muy inseguro. Es de dimensiones normales, sencilla, quizás la más pesimista de las que haya escrito. Tal vez por haber estado ocho años en compañía de los personajes de la anterior y su mundo, ahora tengo la sensación de extrañeza frente a estos nuevos. No me preocupa que se siga hablando de Tu rostro mañana como una obra de referencia mía. Uno nunca sabe lo que va a quedar, si es que queda algo, porque no importa el esfuerzo o pasión que ponga el autor en cada uno de sus libros, no depende de él”.


» Y adiós. “En Reino de Redonda sigo publicando dos o tres libros anuales. En la Academia estoy a gusto, y desde la comisión donde estoy hemos logrado salvar alguna palabra del diccionario. Uno de los problemas es que está en desuso casi todo. El vocabulario de la gente es más limitado de lo que ha sido nunca. Sería bueno que se empezara a usar palabras olvidadas para recuperar varias de ellas”.


domingo, 15 de noviembre de 2009

Leviatán - Paul Auster

Argumento:

Todo comienza con un muerto anónimo: en una carretera de Wisconsin, un día de 1990, a un hombre le estalla una bomba en la mano y vuela en mil pedazos. Pero alguien sabe quién era, y con el FBI pisándole los talones, Peter Aaron decide contar su historia, dar su versión de los hechos y del personaje, antes de que la historia y las mitologías oficiales establezcan para siempre sus falsedades o verdades a medias como la verdad. Y así, Peter Aaron escribirá "Leviatán", la biografía de Benjamin Sachs, el muerto, también escritor y objetor de conciencia encarcelado durante la guerra de Vietnam, desaparecido desde 1986, autor de una novela de juventud que le convirtió fugazmente en un escritor de culto, acaso un asesino, y angustiado agonista de un dilema contemporáneo: ¿Literatura o compromiso político? ¿Realidad o ficción?

Opinión:

¿Qué me ha parecido Leviatán? Pues me es difícil decirlo. Auster no termina de atraparme. Leviatán tiene ciertas semejanzas con La Mancha Humana, de Roth, en lo que se refiere a la trama: un escritor que escribe sobre otro hombre, enigmático o especial de algún modo. También el estilo es parecido, quizás Roth rezuma más categoría, aunque supongo que dependerá de gustos. Ese estilo del americano pijo y megaculto, cuyas relaciones son variadas y tormentosas, y que entremezcla asuntos de lo más mundano con debates literarios o filosóficos, aderezados por una incesante y repetida presencia de la guerra de Vietnam, Corea o cualquiera de ellas que se situe en un período cercano de la historia, a veces me aburre soberanamente. Quizás sea que el eterno trauma americano con la guerra (veteranos pirados y un largo etcétera) me cansa, aunque sólo se trata muy por encima. O es que yo soy muy cenizo, eso también puede ser.
Paul Auster
Por otro lado, es algo que yo escribiría y, seguramente con mucho gusto. Porque tengo la sensación que escribir algo así tiene que ser muy satisfactorio. Es lo que tiene toda novela ligeramente autobiográfica, es un como un váter donde soltar toda la porquería que tienes en la cabeza, ahora bien, hay que conseguir que la gente quiera tragársela y eso no siempre es fácil. Auster lo consigue bastante aceptablemente. Leviatán es interesante y las relaciones personales entremezcladas no se complican lo suficiente como para perderse. El planteamiento inicial es intrigante y su resolución adecuada. Como ya he dicho, se hace algo aburrida, sobre todo en el nudo, donde para mi gusto abusa de un análisis demasiado exhaustivo de todas los líos de uno y otro. La sensación final es buena. No me pareció haber perdido el tiempo y aprendí mucho de ese nuevo estilo americano que desconocía. Veremos si puedo aguantar lo que me queda de La Mancha Humana. No sé por qué lo digo, si yo siempre me termino las novelas.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Los Darwin - 200 Años de Interdisciplinaridad

Aprovechando el 200 aniversario del nacimiento de Darwin se ha organizado en Elche una serie de conferencias sobre la evolución y otras diversas materias. Entre las muchas charlas, casi todas como digo relativas a la biología, se cuela la visita de una de las descendientes directas del propio Charles Darwin, que ni es botánica, ni zoóloga, sino escritora. Asistí a esta conferencia en el desconocimiento absoluto de esta señora, pensando acaso que se trataba de algo relacionado con la Teoría de la Evolución. En realidad, Emma Darwin vino a hablarnos de historia y literatura (y de paso a vender un poco su novela, cosa muy respetable).

Con un cuidado acento inglés y entonación exquisita, la autora de La Aritmética Del Amor, hizo un repaso por la larga lista de sus antepasados. La familia Darwin resultó ser una familia de ilustrados y, a pesar de su personalidad en general excesivamente pragmática, algunos de ellos se dedicaron a artes no científicas, tales como la pintura o la fotografía. Por supuesto, también hubo ingenieros, botánicos, biólogos, ópticos... Resulta curioso comprobar que tan sólo la generación inmediatamente superior a Emma no atesoraba un miembro en la Royal Society. Esta interdisplicinaridad y erudición hacen de la familia Darwin un ejemplo envidiable, por la sabiduría que de padres a hijos se ha transmitido a lo largo de los tiempos.

Pero hasta eso tiene sus inconvenientes, y la novelista (la única escritora de su familia) expresó sus impresiones acerca de esa fama que a veces era más una lacra que una ventaja. Los descendientes de Darwin han tenido que sufrir el estigma de Charles y, en ocasiones, algunos lo han sobrellevado buscando su propio camino, mientras que otros se han aprovechado de la situación. En ese tipo de familias, el no llegar a un nivel adecuado de intelectualidad supone una losa demasiado grande. Algo parecido le pasó a un Bernouilli, del cual se dice que las causas de su suicidio no fueron otras que el incumplimiento de las expectativas intelectuales.

En definitiva, una charla interesantísima sobre la familia Darwin, sólo emborronada por la cansina traducción simultánea y por la presencia de una especie de hormiguero de adolescentes de instituto que, atraídos allí por sus profesores, demostraron que, efectivamente, el ser humano, en un estado evolutivo superior (que no era el caso), procede del simio. Por cierto, que me llevé una novela firmada, que por lo que he visto no es gran cosa, pero eso era lo de menos.