domingo, 27 de febrero de 2011

Desierto - J.M.G. Le Clézio

Argumento:

En 1909, miles de «guerreros del desierto» y sus familias, pertenecientes a diversas tribus del noroeste de África, confluyen en Sagia el-Hamra y, guiados por el cheij Ma el-Ainin, inician una ardua marcha que tal vez les lleve a enfrentarse al ejército francés. Varias décadas después, esa terrible y hermosa historia ha caído casi en el olvido para todos, incluso para Lalla, una niña descendiente de los «hombres azules» del Sahara, que vive con la familia de su tía Aamma en los suburbios de una gran ciudad a orillas del Mediterráneo. Pese al sol y el viento implacables, Lalla ama las dunas, el silencio y, sobre todo, la libertad. Es feliz escuchando las leyendas que le cuentan su tía y el anciano pescador Namán, y recorriendo pedregales junto al joven pastor Hartani, con quien descubre el amor. Pero debe despedirse de ese mundo y embarcar hacia Marsella, donde tiene que buscarse la vida entre miles de emigrantes; un fotógrafo, tras descubrir su rara belleza, le brindará la oportunidad de mejorar su situación. Sin embargo, hija del desierto, Lalla querrá regresar a la tierra de la que partió, a sus verdaderos orígenes.

Opinión:

Jean-Marie Gustave Le Clézio
Desierto es una novela de sensaciones y lo es verdaderamente hasta el punto de que el lector es capaz de ver, oler, sentir en definitiva, aquello que esta sintiendo la protagonista, Lalla, en su azarosa vida. El contraste brutal entre la dureza singular del desierto del Sahara y los hermosos sentimientos que entrega a sus habitantes se hace patente a lo largo de las dos historias que se cruzan en el relato. Por un lado, el viaje de Lalla hacia una idealizada libertad en la que no es capaz de olvidar sus orígenes. Por el otro, la lucha de un pueblo por su independencia en un obstinado éxodo hacia su aniquilación total. Como denominador común, el desierto hace de anfitrión permanente, como un homenaje del propio autor hacia ese inhóspito escenario.
El autor se hace valor de un estilo muy lírico, casi cercano a la prosa poética, para describir esas sensaciones de las que hablaba en un principio. Se regocija a menudo en descripiciones extensas y análisis profundos que en ocasiones pueden llegar a cansar. Tampoco el hilo argumental es lo suficientemente consistente como para mantener el interés más allá de la calidad de la cuidada prosa descriptiva que abunda a lo largo de la novela. Es, por tanto, un libro muy recomendable para aquellos que disfrutan de la lectura relajada por el simple hecho del placer que otorga. Para aquellos a los que le guste la acción y el suspense, desde luego, esta no es su novela.
Desierto es una obra hermosa, una oda al desierto, un ejemplo que muestra claramente que el lenguaje puede ser bello y que lo bello puede ser descrito por ese lenguaje. No en vano, Le Clézio es Nobel, y por algo será. Edificante.





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