Argumento:

Opinión:
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Jean-Marie Gustave Le Clézio |
Desierto es una novela de sensaciones y lo es verdaderamente hasta el punto de que el lector es capaz de ver, oler, sentir en definitiva, aquello que esta sintiendo la protagonista, Lalla, en su azarosa vida. El contraste brutal entre la dureza singular del desierto del Sahara y los hermosos sentimientos que entrega a sus habitantes se hace patente a lo largo de las dos historias que se cruzan en el relato. Por un lado, el viaje de Lalla hacia una idealizada libertad en la que no es capaz de olvidar sus orígenes. Por el otro, la lucha de un pueblo por su independencia en un obstinado éxodo hacia su aniquilación total. Como denominador común, el desierto hace de anfitrión permanente, como un homenaje del propio autor hacia ese inhóspito escenario.
El autor se hace valor de un estilo muy lírico, casi cercano a la prosa poética, para describir esas sensaciones de las que hablaba en un principio. Se regocija a menudo en descripiciones extensas y análisis profundos que en ocasiones pueden llegar a cansar. Tampoco el hilo argumental es lo suficientemente consistente como para mantener el interés más allá de la calidad de la cuidada prosa descriptiva que abunda a lo largo de la novela. Es, por tanto, un libro muy recomendable para aquellos que disfrutan de la lectura relajada por el simple hecho del placer que otorga. Para aquellos a los que le guste la acción y el suspense, desde luego, esta no es su novela.
Desierto es una obra hermosa, una oda al desierto, un ejemplo que muestra claramente que el lenguaje puede ser bello y que lo bello puede ser descrito por ese lenguaje. No en vano, Le Clézio es Nobel, y por algo será. Edificante.

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